Hay tres elementos necesarios para las plantas en grandes cantidades: carbono, hidrógeno, y oxígeno, pues ellos solos constituyen alrededor del 95% del peso de la materia seca de los vegetales. Estos elementos se hallan libremente a disposición de la planta en el aire que respiran y en el agua que absorben.
El resto de los elementos que forman aproximadamente el 5% del peso restante, los suministra la tierra a partir de la descomposición de la materia orgánica y los minerales. Nos referimos a estos elementos al hablar del abonado.
Un dicho de antaño, "En requise a la tierra que ella te hará rico"
Los objetivos de la agricultura orgánica que debe cumplir el abonado son:
- Mantener o incrementar la fertilidad presente y futura del ecosistema.
- No malgastar recursos no renovables ni energía
- No introducir elementos tóxicos o contaminantes en el ecosistema
Para todo ello, el abonado en la agricultura orgánica se basa en los principios de:
- Evitar al máximo la pérdida de elementos químicos por lavado de la tierra, para lo que se utilizan abonos orgánicos tales como el vermicompost, formadores de humus, abonado minerales de solubilización lenta y progresiva, y abonos verdes intercalados.
- Evitar la erosión del suelo mediante el empleo de técnicas de laboreo apropiadas y manteniendo el suelo cubierto con vegetación.
- Devolver a la tierra todos los residuos orgánicos animales y vegetales, según el método más adecuado para cada caso.
- Utilizar leguminosas para la fijación del nitrógeno atmosférico, ya sea como cultivo principal o como abono verde, solas o asociadas con otras plantas.
- Utilizar rocas naturales pulverizadas para complementar los abonos orgánicos y corregir las deficiencias minerales que pueda presentar la tierra